El paciente en hemodiálisis: un reto para sobrevivir
Por: Dra Flora Ibarra
Cirujana vascular periférica y endovascular.
¿Qué es la hemodiálisis?
Es un tratamiento que se realiza 3 o más veces a la semana , para eliminar los desechos del metabolismo y equilibrar los líquidos y electrolitos de la sangre. Se realiza en los pacientes que han perdido por completo la funcionalidad de sus riñones, condición conocida como enfermedad renal crónica en estadio 5, la cual hace referencia a la fase terminal de dicho padecimiento.
El trasplante renal es la única opción de tratamiento definitivo para dichos pacientes.
¿Cómo se realiza la hemodiálisis?
El paciente acude a su centro de hemodiálisis dónde el personal de salud le coloca en posición sentado o acostado y le conecta su acceso vascular al circuito de la máquina de hemodiálisis.
En la hemodiálisis, la sangre es bombeada a través de tubos blandos hacia un equipo de diálisis. Dentro del equipo hay un filtro especial llamado dializador que deja pasar los desechos y el líquido adicional, pero retiene las cosas importantes que necesita el cuerpo, como células sanguíneas y nutrientes.
Los desechos y los líquidos adicionales son transportados hacia un líquido de limpieza dentro del equipo de diálisis (llamado "dialisato"), y la sangre limpia vuelve a fluir hacia el paciente. Solo hay una pequeña cantidad de sangre fuera del cuerpo en cualquier momento dado.
¿Qué es el capital venoso de una persona?
El capital venoso de un paciente es el conjunto de todos los vasos del sistema circulatorio venoso potencialmente utilizables con fines terapéuticos y/o diagnósticos. Al ser limitado, su uso reiterado genera daños progresivos hasta que lo agota completamente. Las decisiones terapéuticas son fundamentales para conseguir preservar este capital venoso el mayor tiempo posible.
Cada vez que se accede a una vena, en esta se genera un proceso inflamatorio localizado que termina cerrando la misma lo cual se conoce como esclerosis, con graves consecuencias que van desde la imposibilidad de brindarle un acceso vascular al paciente, con lo cual no podrá continuar la hemodiálisis; hasta un síndrome de vena cava superior. Ambas condicionantes de una alta mortalidad.
¿Qué accesos vasculares existen?
Existen tres tipos de accesos en la hemodiálisis, los cuales se colocan invadiendo el sistema venoso del paciente, estos son:
Fístula
Una fístula es la opción recomendada para un acceso. Se realiza uniendo una arteria a una vena cercana debajo de la piel para formar un vaso sanguíneo más grande. Este tipo de acceso se recomienda porque tiene menos complicaciones y dura más. Una fístula debe colocarse en forma temprana (varios meses antes de comenzar la diálisis), de modo de que tenga mucho tiempo para cicatrizar y esté lista para usar en el momento en que usted comience la hemodiálisis. Usted debe ser evaluado por un médico especial, llamado cirujano vascular, por lo menos seis meses antes de comenzar la diálisis.
Injerto
Si los vasos sanguíneos no son aptos para una fístula, se puede utilizar un injerto. Esto implica unir una arteria y una vena con un tubo blando y pequeño de material sintético. El injerto se encuentra totalmente debajo de la piel.
Catéter
El tercer tipo de acceso, llamado catéter, se coloca en una vena grande del cuello o de la ingle. Los extremos de los tubos se encuentran sobre la piel, fuera del cuerpo. Este tipo de acceso suele utilizarse temporalmente si una fístula o un injerto no están listos o si necesitan reparaciones. Los catéteres pueden utilizarse como un acceso permanente, pero solo cuando no es posible colocar una fístula o un injerto por su mayor riesgo de complicaciones.
¿Cuáles son las complicaciones de la hemodiálisis?
El tratamiento de reemplazo de la función renal o hemodiálisis puede presentar múltiples complicaciones que van desde la hipotensión, shock y muerte durante la diálisis, hasta infecciones de los accesos con alta probabilidad de septisemia por vía directa al torrente sanguíneo, hemorragias, hematomas entre otros. Además de la pérdida progresiva del capital venoso.
La mejor forma de prevenir la pérdida del capital venoso, es la buena planificación del acceso a tiempo, brindándole al paciente una mayor calidad y expectativa de vida, mientras espera a ser transplantado.